2 Criollos y 1 gringo que hace 96 años empezaron a Transitar esta maravillosa Hazaña..
Partiendo de la Sociedad Rural de Buenos Aires una mañana del 23 de abril de 1925 se inició una de las travesías más famosas del siglo. Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé Tschiffeli recorrieron los 21500 Km desde la ciudad de Buenos Aires hasta Nueva York, conquistando el récord mundial de distancia y altura, al alcanzar 5900 m.s.n.m. en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia). El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 Km por día.
Al inicio de la travesía, Mancha (manchado u overo) y Gato (Gateado) tenían 15 y 16 años respectivamente. Su carácter era poco amigable. Habían crecido en la Patagonia, junto a la tribu Liempichun, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. Su propietario, Emilio Solanet, se los había comprado al cacique tehuelche Liempichín en Chubut.
Domarlos puso a prueba las facultades de varios de los mejores domadores. Cuenta el profesor suizo Aimé Tschiffeli “Desde los primeros días advertí una real diferencia entre sus personalidades. Mancha era un excelente perro guardián: estaba siempre alerta, desconfiaba de los extraños y no permitía que hombre alguno, aparte de mí mismo, lo montase… Si los extraños se le acercaban, hacía una buena advertencia levantando la pata, echando hacia atrás las orejas y demostrando que estaba listo para morder… Gato era un caballo de carácter muy distinto. Fue domado con mayor rapidez que su compañero. Cuando descubrió que los corcovos y todo su repertorio de aviesos recursos para arrojarme al suelo fracasaban, se resignó a su destino y tomó las cosas filosóficamente… Mancha dominaba completamente a Gato, que nunca tomaba represalias”.
Aimé Tschiffeli estaba convencido de la fortaleza de los rústicos y nada estilizados caballos criollos. Tomó contacto con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza. Este le regaló los dos caballos.
Por entonces no había caminos en varios tramos del recorrido, y cuando existían, no se caracterizaban por su buen estado. Tschiffeli tuvo que resignarse a no llevar carpa, ya que las que se podían conseguir por aquellos tiempos eran muy pesadas.
Durante el viaje cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes y fue en esos cruces donde mayores dificultades encontraron. El escabroso terreno se eleva a más de 5500 m y la temperatura llega a -18°C.
Más de tres años después de haber salido de Buenos Aires, Aimé montado en Mancha arribó a Nueva York el 20 de Septiembre de 1928 (3 años, 4 meses y 6 días). Aime cuenta en su libro que Gato se quedó en St Louis al cuidado de un hombre afecto a los caballos, ya que resultaba muy difícil andar con 2 caballos por los caminos atestados de tránsito.
Regresaron a Argentina en barco el 20 de diciembre de 1928
Archivo Historiográfico de la República Argentina, 1860-1930
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