En un cuadro antiguo del salteño Gral. Eustoquio Frías se lo ve en su juventud portando un aro en su oreja, esto es así porque los Granaderos de San Martín (a los que él pertenecía) en la época de la independencia usaban este implemento que eran imposibles de quitar.
Era una manera de mostrar valor, pero también de evitar deserciones ya que, si se encontraba a algún solado con una perforación y sin su aro, era castigado como desertor.
El aro era utilizado como símbolo indisoluble de pertenencia a esta clase elite del ejército. Se los colocaban para no ser removidos. Y cualquiera que veía a un solado con aro sabía que era un granadero a caballo.
En algunos casos, si la argolla era de Oro servía luego para pagar la sepultara del granadero cuando le llegara la hora de morir.
La Guardia de Napoleón también supo usar ese distintivo en Europa. También en la marina se utilizaba este aditamento, por ejemplo Brown, Azopardo y Bochuard tenían uno como símbolo de valor en altamar, este último llamado el Corsario Argentino, quien conquisto California para nuestro país e izó la bandera en esas tierras, fue también un granadero del Libertador San Martín y lucho junto a él en la Batalla de San Lorenzo.
Recordemos que Bochuard lucia con gran honor su aro granadero y lo paseo en su travesía por Centroamérica dejando nuestros colores patrios por esa zona, y es por eso que hoy en día muchos países centroamericanos tienen los colores celestes y blancos en sus banderas.
Crédito:
Informe de Juan Oscar Wayar
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