Acompaña a Luis Tarullo:
El papa Francisco lanzó una reivindicación de la familia como base única de la sociedad y pidió «tener cuidado con las ideologías que se entrometen para explicar la familia desde un punto de vista ideológico».
Más allá del dogma cristiano, caben las preguntas… ¿Se cansó el Papa de las ideologías en el sentido tradicional del término? ¿Está tomando distancia de fundamentalismos políticos? ¿Abomina de las posturas que aggiornan el concepto tradicional de familia?
En definitiva…… ¿puede ser considerada casual esta nueva y enfática exhortación de Francisco?
Por otra parte ¿será tal vez una forma de enmascarar un mensaje más profundo cuando Xi Jinping sigue en camino de la perpetuación en el poder en la cada vez más potente China? ¿Cuándo continúa la confusa guerra entre Rusia y Ucrania? ¿Cuándo Estados Unidos afronta el dilema de la falta de líderes mientras navega entre dirigentes vetustos? ¿Cuándo América Latina se debate entre izquierdas y derechas con discursos anquilosados? ¿Cuándo Europa parece “hacer la plancha” pero sufre las consecuencias de una aparente rediviva pulseada del mundo entre el Este y el Oeste?
Los discursos políticos en todas las latitudes parecen ser en estos tiempos repetición de lenguajes con edad milenaria y contenido similar a la Torre de Babel.
Y por ello es válido preguntarse si en medio de esas batallas los valores van quedando riesgosamente en los márgenes sociales y las religiones, tan vilipendiadas desde múltiples andariveles intelectuales y culturales, buscan recuperar terreno, olfateando que pueden volver a ser la reserva moral del planeta, más allá de las falencias de sus mensajeros que, en definitiva, son hombres y mujeres comunes y corrientes.
El Papa argentino, Jorge Bergoglio, instó a cuidar la familia, en sintonía con la ortodoxia en la cual fue moldeado como la más pétrea de las arcillas.
Pidió que “la familia sea custodiada, no encarcelada» para que crezca. Y por ello alertó que se debe «tener cuidado con las ideologías que se entrometen para explicar la familia desde un punto de vista ideológico».
El escenario fue el recibimiento de la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia.
“La familia no es una ideología, es una realidad. Una familia crece con la vitalidad de la realidad. Pero cuando las ideologías vienen a explicar o barnizar a la familia, lo que ocurre es que todo se destruye. Hay una familia que tiene esa gracia de hombre y mujer que se aman y crean, y para entender la familia hay que ir siempre a lo concreto, no a las ideologías. Las ideologías arruinan, las ideologías se entrometen para hacer un camino de destrucción. Cuidado con las ideologías”, clamó el Papa.
“La calidad del matrimonio y de la familia decide la calidad del amor de la persona individual y los vínculos de la misma comunidad humana. Por lo tanto, es responsabilidad tanto del Estado como de la Iglesia escuchar a las familias, con vistas a una proximidad afectuosa, solidaria y eficaz”, abundó.
Y reclamó que se fomente «su vocación por un mundo más humano, es decir, más solidario y más fraterno».
Cuando el Papa menciona la palabra “ideología” aprieta –de manera figurada, obviamente- un gatillo y lanza metralla a mansalva, a diestra y siniestra y con múltiple interpretación.
Habla de la ideología social y política. Pero, en definitiva, se refiere a la que tergiversa en concepto de la familia como núcleo básico y central de la sociedad.
Enseguida se adentra en el rol de la Iglesia y sostiene que la Teología tiene que «elaborar una visión cristiana de la parentalidad, la filialidad, la fraternidad -no sólo del vínculo conyugal- que corresponda a la experiencia familiar, en el horizonte de toda la comunidad cristiana».
El Papa instó a atender «los signos consoladores, a veces conmovedores, de las capacidades que siguen mostrando los vínculos familiares: a favor de la comunidad de fe, de la sociedad civil, de la convivencia humana», especialmente «en los momentos de vulnerabilidad y de coacción».
Pero a la vez, este Papa que llegó a Roma desde el fondo del mundo reconoció que «el matrimonio y la familia tendrán siempre imperfecciones hasta que estemos en el Cielo», por lo que invitó a las parejas a arreglar las situaciones tras los conflictos.
“Sacar de la gracia del sacramento una bendición para la criatura a la que se le confía la transmisión del sentido de la vida -no sólo de la vida física- es un ‘posible’ de Dios», dijo Francisco, ya en el lenguaje más críptico de las religiones, respetando el estricto circuito de la Iglesia al cual se ciñe sin cortapisas.
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