¿Bienaventurados? Por Marcelo Bátiz




Joan Manuel Serrat dijo hace unos años: “Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante solo cabe ir mejorando”. La idea viene dominando desde hace varias décadas el pensamiento del argentino promedio, eternamente convencido de que “no se puede estar peor”, pese a que la realidad siempre le demuestra lo contrario.
En una circunstancia como la actual, caracterizada por la estrepitosa caída de la actividad económica por la pandemia de coronavirus, IDEA (el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) realizó la habitual encuesta semestral entre empresarios para conocer la evaluación que realizan sobre los seis meses que pasaron y los seis o doce que vendrán.
Que hayamos tocado fondo no es garantía de una mejora inmediata, más allá del conocido “rebote del gato muerto” del que hablan los economistas. Al respecto, el economista Luis Secco precisó que algunos sectores ya comenzaron a experimentar ese rebote en su actividad desde mediados de mayo, si bien la comparación es contra un (creemos) irrepetible abril con restricciones en la mayoría de los sectores.
Pero “rebote” no implica un crecimiento genuino. Y es en ese punto en el que todavía no hay respuestas. Un repaso mes a mes sobre cómo evaluaban los economistas la salida de la pandemia nos pinta un panorama cada vez más oscuro. Si en un principio se especulaba con una reactivación para el tercer trimestre, esas expectativas se trasladaron al año próximo y en estos momentos no tiene una fecha precisa, en tanto no se sepa a ciencia cierta hasta cuándo durará la cuarentena. Y lo que es peor, si no hay riesgos de retrotraer el levantamiento de las restricciones, como ya pasó en algunos puntos del país.
Es por eso que las respuestas de los empresarios consultados en la encuesta de IDEA no dejan margen para el optimismo. No viene al caso citarlas todas, pero como muestra valen las siguientes:
El 63% cree que el segundo semestre será peor que el primero. Y no es poco, si tenemos en cuenta que la caída de la economía en el segundo trimestre fue la más profunda de la historia argentina.
Por primera vez en cinco años, las expectativas de una caída en las exportaciones superan a las de un crecimiento. A lo que cabe preguntarse: ¿de dónde vendrán los dólares a un país que todavía no resolvió el problema de la deuda?
La mayoría cree que en sus empresas habrá caídas en la inversión, la rentabilidad, las ventas y el nivel de empleo.
Pero hay un concepto que tanto Secco como Eduardo D’Alessio remarcaron en la presentación de la encuesta que sobrevuela a todas las respuestas: la pandemia agravó los problemas, pero no los creó. Por el contrario, venían de arrastre y, como señalaron en su síntesis, “la macroeconomía post pandemia no va a ser diferente a la de la pre pandemia”. Para decirlo en otras palabras: la inflación, el gasto público, el déficit fiscal, la carga tributaria y los recurrentes cuellos de botella en el frente externo, no empezaron el 20 de marzo.
¿Llegamos a pozo o todavía nos queda más recorrido en la caída? Al menos, nos queda el consuelo de escucharlo a Serrat en “Bienaventurados” y quedarnos con la certeza de que nadie habrá de querernos por nuestras riquezas.
 
 

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Autor entrada: Consumer

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