Y finalmente llega el primer laurel notable del Gobierno Nacional desde aquel diciembre de 2019.
No es que no hayan existido logros menores, también errores, el acuerdo con los bonistas por la deuda argentina, debe sin embargo ser un fruto reconocido. Un Guzmán al que se le ponía y sacaba fichas y quien finalmente, agotó con el primer mandatario una buena negociación. Algún Medio asegura que también se fue a tocar el timbre de la Vicepresidenta. No creo que no se hayan agotado caminos, con o sin ese timbreo. En cualquier caso, cualquier Presidente lo compartiría con su Vicepresidenta. No creo que Boudou o Michetti no hubieran sido interiorizados antes dar a conocer al público algo tan trascendente.
Más aun, la fuente da cuenta del doble comando en una suerte de unidad gubernamental ejecutiva. Sin desconocer el tema, prefiero seguir considerando que se votó a un Presidente que tendrá la posibilidad histórica de demostrar de lo que es capaz por sí mismo en los tres años siguientes, aunque para eso falte aun tiempo y mucha más gestión.
Nos queda el FMI, hacia allí vamos. Sin el esfuerzo doloroso de cumplir con tanto compromiso endeudador de décadas, ya que muchos aun nos preguntamos para qué y a donde fueron esas cuantías, es necesario no obstante, asumir el rol del cumplimiento internacional antes que nada.
Sin inversiones no hay país donde se puedan proyectar las próximas 24 horas. Y sin el esfuerzo interno de cada sector, tampoco. Don Macri, hay que decirlo, de paseo en el exterior, mientras dejó una colosal deuda inflada y cortoplacista va quedando cada día más desdibujado como líder opositor. Al rol, le han crecido otros nombres, comenzando por CABA.
Guzmán y una quita que promedia los 35 mil millones de dólares, aunque se haya tenido que pagar algo en el mientras tanto, no será aplaudido por el común denominador de la ciudadanía como sucedió en el Gabinete. Sucede que el argentino promedio apropia lo vivencial y se ubica más allá de dolores inexplicables. Aun así, el logro debe ser bienvenido. Una operación cerrada a un 3% anual no está mal, solo que argentina esta devastada con un índice de PBI que vuela pelucas. La reconstrucción será lenta, en tanto se urda un Plan que aún se niega y se arrime cada silla sectorial con el primer mandatario a la cabecera, hacerlo sin él, como ya vimos, proporciona otras señales. Confusas.
El logro de la negociación con los bonistas en una pandemia a pleno y agudizada por momentos, puede empañarse rápidamente si no se acciona sobre medidas urgentes donde se organice lo productivo mirando hacia afuera, con lo impositivo mirando hacia adentro.
Cada vecino en el país, emprendedor, asalariado, informal o jubilado, tiene su propia deuda interna, que no es de ahora, pero se ha agravado. Hay familias quebradas luego de generaciones de trabajo. No hubo ahorro de años que las sostuviera con los costos actuales y la aparición de un virus letal. ¿Hay un Congreso Nacional para el tema impositivo y fiscal?
El Presidente tiene con qué, independientemente de un doble comando, lo que se verá o no definitivamente más adelante. Tiene con qué respecto a cantidad de sectores predispuestos a poner el hombro y acompañarlo siempre que se planifique un orden a seguir en lo económico, o sea, en lo político.
Está faltando que él mismo, y solo, lo decida.
Dijo el fuego, “si me pierdo búsquenme en el bosque donde haya humo y llamas”. Dijo el Agua, “si me pierdo búsquenme en la lluvia y la humedad del bosque”. Dijo la Confianza “Si me pierdo no me busquen, jamás me encontraran”.
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crédito imágenes y fondos, 4ever.eu
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