Las reuniones de Consorcio tienen mala prensa. La gran mayoría les escapa con excusas repetidas, algunas graciosas e imaginativas. Días atrás, buscando quizá bajar la angustia que los casi cuatro meses de encierro nos provoca y arrancar una sonrisa, un reconocido humorista disparó “lo bueno de esta cuarentena es que no hay reuniones de Consorcio”. Blanqueó una realidad que revela la escasa disposición de la gente, de los propietarios de usar su tiempo en una reunión donde las controversias, reclamos extemporáneos, a veces intempestivos, se enganchan en el orden del día, devorándose los minutos y la paciencia.
Otra parte de la realidad es que existe un lote importante que directamente no tiene interés en las cuestiones consorciales y deja que el otro, los otros, decidan por ellos. Delegan un derecho pero luego, rumian las quejas por los pasillos. Una constante.
Es cierto que las reuniones pueden caer en desorden, que se salgan de temario y que el debate se vaya para el lado de los tomates. Allí juega un papel esencial, la muñeca DEL administrador como conductor nato de la reunión, con una exposición clara, concisa, otorgando la palabra con un orden, ajustando el tiempo, Y que evite que se vayan por las ramas o las nubes de Úbeda. Hay que buscarle la vuelta porque las Asambleas son necesarias y vaya si lo son. Veamos.
Hoy, como todos nosotros, las reuniones de Consorcio presenciales están en cuarentena. Quedaron en suspenso resoluciones muy importantes, de naturaleza urgente e impostergable, como la revocación de mandato y Rendición de Cuentas del Administrador exigida por Reglamento de Copropiedad y por el artículo 2067 Código Civil y Comercial (CCyC) de la Nación. Nada más ni nada menos.
Si bien para los Consorcios que gozan de una gestión transparente y responsable, las sucesivas prórrogas de mandato de los administradores dispuestas por el Gobierno porteño ahora hasta el 31 de agosto, no son un problema, para otros muchos sí. Un tema nada menor.
La reunión de Consorcio, entonces, pasó de patito feo a cisne. Se convirtió de presencial a virtual. Una modalidad que la Ciudad habilitó excepcionalmente, para cuestiones de urgencia como la revocación de mandatos.
Claro que para realizarla deben utilizarse plataformas o canales digitales que permitan la participación, el voto de todos los integrantes del Consorcio (art.2060 del CCyC) así como la conservación en soporte digital para la transcripción en Libro de Actas.
El 2060 señala que las resoluciones de Asamblea deben ser comunicadas a los ausentes fehacientemente, pero ojo, se tienen por aprobadas a los quince días de notificados, excepto “que éstos se opongan antes por igual medio, con mayoría suficiente”.
Los propietarios, por su parte, deben contar con banda ancha de internet y un programa acorde como el popular zoom para ejercer ese derecho, con turnos para intervenir y disciplina rigurosa para debatir sin superposiciones.
La Asamblea virtual es una postulante que compite fuerte por el reinado presencial, hoy en pausa para prevenir situaciones que puedan ocasionar un riesgo para la salud en la vida consorcial. Veremos cómo resultará en edificios con más de 100 personas. Una novedad que como todo cambio ya genera planteos sobre su validez y legalidad.
Quizá en un futuro no muy lejano, lleguemos a extrañar las sintonías y discrepancias, frente a frente, cara a cara, de la tan vapuleada reunión de consorcios.
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1 comentario sobre “Reuniones de Consorcio siempre en la mira: Hoy en cuarentena, pero con reinado virtual.-Por Patricia Vásquez-”
Carlos Alberto Hourmilougue
(24 agosto, 2020 -7:52 pm)Gracias Ezequiel, es así!
Saludos!