Es curioso. Puede hasta estremecernos. La digitalización seguramente podrá excluir algunas Profesiones en no más de 5 o 10 años;
Cajeros de bancos y cajeros de supermercados. Aplicaciones y teléfono ya los están suplantando. Lo mismo que a la Cajera de cualquier tipo de autoservicio. O que a cada cajero de autopistas ya con barreras automatizadas y Pases.
A los Carteros, los suplantarán los drones.
Los Empleados de call center, debido a que las plataformas electrónicas dispondrán de reconocimiento de voz, serán suplantados como ya ocurre en varios países. El Community Manager, pasará a ser más una habilidad que un trabajo, razón por la que ya se interpreta que la carrera universitaria también puede extinguirse.
Los Agricultores podrán realizar sus trabajos sin necesidad de personal por la evolución de la maquinaria agrícola, hasta calculan mayor productividad. Se suma el despoblamiento de zonas rurales. Un hecho inequívoco por estos días. Erróneamente la mayoría de la gente joven sigue buscando las grandes urbes.
El Trabajador de imprenta. Un libro, enciclopedias completas, estarán online en cualquier dispositivo electrónico. El Ebook, lo está consiguiendo en mínimas escalas y progresivamente.
En las salas de cine, no serán necesarios los conocidos taquilleros ni los vendedores, al igual que muchos otros empleos, estarán completamente automatizados por lo que el personal será prescindible.
Los Maquinista. Los trenes continuarán, pero serán automatizados. Sin conductores.
Los Agentes de viajes. La gente ya no va a tener que ir a una oficina para contratar su viaje.
El Taxista. Desde la aparición de plataformas como Uber y Cabify la profesión de los taxistas se agota. Las aplicaciones que te llevan el auto a la puerta y hasta te permiten compartirlo, siguen avanzando.
Lo curioso es que hay dos profesiones de las que no se habla de posibilidad de extinción, y que manejan nuestras vidas; Los Políticos y los abogados.
Y no podemos evitar analizarlo desde dos concepciones diferentes y sin embargo emparentadas, el Idealismo y el Oportunismo.
Un Político es Idealista hasta el momento en que analizará alguna oportunidad coyuntural o de negocios en mediano plazo, y abandonará su idealismo. Y un Abogado pensará en el negocio antes que en el idealismo sin desperdiciar cada oportunidad, incluso la de ser político, llegando a defender casos en los que no cree. La justicia y la Ley escrita (dos cosas diferentes) lo habilitan para hacerlo.
No en vano, la mayoría de los políticos con estudio son abogados. Los que no, dolorosamente para nosotros, no han terminado la secundaria.
Abogados y políticos, son una confluencia de destino indemne. Hasta la tecnología les resulta prometedora. Uno cree que está bien tener referentes a los cuales identificar, de carne y hueso. La pregunta sería, con los años, ¿habrá al menos un sistema tecnificado que nos permita la tranquilidad de la honestidad en quienes elegimos?
¿Si la tecnología nos modificará la vida tanto o más que ahora, que podremos hacer para modificar el sistema político? Tan perturbador. Evitando en principio la corrupción de la palabra, porque detrás de ella, llega la corrupción de los hechos.
Crédito imagen portada mundodeportivo.com
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