En Argentina no tenemos motivos de Veneración Política. Salvo por algunos históricos, fallecidos.
Conozco empresarios Pymes que ya quebraron o se empobrecen inexorablemente, no conozco un funcionario kirchnerista o macrista que no tenga plata.
Venerar significa profesar un sentimiento de profundo respeto, cierta admiración inspirada por dignidad, visualizar la virtud o los méritos de alguien, también de una institución, o de una causa.
Chicanas. Palabras repetidas. Actitudes históricamente conocidas. Lugares comunes. Distanciamiento del resto de la sociedad mientras se profundiza esa vieja práctica como si fuera un deporte de “tu culpa y mi culpa”. Exabruptos. Oportunismo mediático. En definitiva, fanatismos propios.
Despegarse de esas circunstancias, es salud institucional. Y es salud política.
Hace años, los 70, los 80, incluso cayendo en los 90, la militancia política existía. Había una razón de orden común; Partidos y apasionamiento. Con diferencias se creía en alguien, en algo, en uno mismo. Las universidades mantenían cierta ebullición. La JP, Franja Morada, diferentes Socialismos con siglas acotadas, la centro derecha, conservaban su espacio. Nos alejábamos del error ¿O debo decir Horror?… de la Guerrilla, y se sabía que un puñado de sujetos iniciaron la violencia precipitando el peor Terrorismo de Estado, se trataba, hoy sabemos, de idealistas mezclados con ventajeros. Años después, desde Alfonsín se regresaba a la discusión política. Una de las mejores etapas.
La militancia ya no existe, o en tal caso la juventud es otra. Y manifiesta sus preocupaciones de formas diferentes, grupos más chicos de búsquedas comunes, un mayor individualismo, Redes Sociales, más protagonismo propio y una cuota de creatividad joven e innata.
Hablar hoy de Imperialismo es una antigüedad. El menos preparado sabe que si no se capacita, si no estudia, si no es parte de algún lugar del conocimiento, lo que lo rodea, terminara devorándoselo. Su Futuro se desvanece.
Hubo otras razones, Gobernadores Feudalistas que aun gobiernan enriquecidos en sus permanencias, que la historia empieza a juzgar y que han hecho poco por el país, consecuentemente por el futuro, terminando con la credibilidad en los Partidos que los sostenían. Desde aquel ultimo esbozo de Bipartidismo enfermo, desde la Alianza a la que dejaron sin plataforma de sustento por infinidad de razones, la UCR y el Frepaso, hasta nuestros días, el partidismo no se levantó más. Ni podrá hacerlo. Convengamos que en Argentina las elecciones son obligatorias, de no ser así habría que ver qué cantidad de votantes convocan las urnas con candidatos reciclados cada 2 o 4 años. Estamos en problemas. La única grieta legítima es entre El Ciudadano y Los Funcionarios. De esa Grieta, se desmadra el resto.
Venerable sería por principio, que el gobierno deje de echar culpas al anterior gobierno y que el anterior gobierno deje de preocuparse tanto en responder o mejor aún, excusarse; ¿No se les ocurre sentarse para solucionar el presente? Es lo que seguramente se pregunta cada Ciudadano sin esperanza alguna por el momento.
“Que, lo que el Presidente dijo que Macri dijo, que la carta de Macri donde dice que él no lo dijo”. En fin. Una pérdida de tiempo. En la que cierto periodismo, aun el más mentado, extravía el camino prestándose al juego.
El Ciudadano tiene urgencias que no son interpretadas en una dimensión justa. No tiene cárceles para su seguridad, no tiene escuelas para planificar futuro en quienes ama, no tiene trabajo para pelear el presente, no tiene Justicia para ser escuchado, no tiene créditos para avanzar, no tiene jubileo, luego de haber aportado. Y ve que algunas de las empresas que pueden darle trabajo, se están yendo. Y que el cepo cambiario, se agudiza. Si negábamos una devaluación, ya está. Pesce cada vez cuenta menos dólares, y han empujado el caos económico hacia adelante. La desesperación de Pesce se impuso a la lógica de Guzmán. Macri tampoco puede quitarse la palabra “cepo” de encima.
Cada argentino sabe lo sucedido en uno y otro caso. Desde siempre. Y nunca recuperó la confianza.
Necesitamos políticas de Estado que superen lo absurdo de una Partidocracia errática, de coaliciones en las que ya nadie cree.
Si uno fuera Funcionario Político en el PEN, o Legislador, o Juez, debería haber solo “Algo” que quite el sueño; la gente. Y por ella, debería convocarse a cada sector, en un llamamiento engrandecido.
Imaginar que el Colectivo Ciudadano toma partido o venera lo que no existe, es el primer error de principiante político, es como pretender que importa cada cruce entre quienes son unos y quienes fueron otros, en tanto en verdad se trata de nuestra mayor pérdida de tiempo; Polvaredas creadas, o defensa ideológica en lugar de pragmatismo.
Medidas restrictivas como las recientes, emitidas hace horas por el Banco Central, “que las empresas podrán acceder solo al 40% de las necesidades de dólares para hacer frente a las deudas financieras y el resto deberán renegociarlo, y que el gasto de tarjetas de crédito en el exterior se descontará del cupo de los 200 dólares mensuales, son medidas desesperantes”. La fuga de reservas continúa. En verdad lo que continúa es la Desconfianza.
Algunas empresas toman decisiones dolorosas para Argentina; No se trata solo de Falabella, o Sodimac en la búsqueda de compradores, sino de Latam, Axalta, Coating Systems, BASF, Saint-Gobain, Sekurit, Honda, American Airlines y Delta, Alsea, franquicias como Starbucks y Burger King que retiran locales de circulación. Más de una Low Cost, o empresas que retrotraen inversiones como las automotrices Ford y Volkswagen. Podríamos seguir.
Carlos Melconian acaba de decir que “ninguna Universidad del mundo explica que regalando plata los países crecen” (El Cronista).
En esta complicación, va nuestro tiempo, años, trabajo, plata, paz interior, felicidad. Es lo perdido, lo que no estamos recuperando. Ni con aquellos gobiernos, ni ahora. En definitiva, perdemos nuestra libertad.
Es preciso diferenciar aquí, un individuo de un sujeto.
Un país donde cada uno, individualmente busca salidas sabiendo que nadie le presta la atención necesaria, “es un país de individuos”, la búsqueda es indivisible, de partículas, se avanza a través de emprendimientos insospechados generando proyectos propios, aunque sin dirección y por lo general sin capital material de ningún tipo. Cuando un individuo planifica y se asocia a una o más personas, y propulsa desde la atención de un comedor, a un club de barrio, o hasta la proyección de una empresa, se trata en el mejor de los casos de un país de “sujetos, sujetos a…”, una causa común de búsqueda hacia una etapa superior, desde una idea creativa que hasta puede ser sencilla.
Para Individuos y Sujetos que crean estuarios en todo el país, aguzar los sentidos ante un Estado ineficiente que no los acompaña, obliga a no creer, a alejarse. Si observan que quienes están o estuvieron en el Estado olvidan su rol, perdiendo tiempo en políticas y respuestas poco productivas, el país se convierte en un plano terrenal caótico donde todo lo creíble, carece de incentivo, y al no tenerlos, la hora que viene, o el fin del día, o mañana por la mañana, están privados de previsibilidad.
Argentina acumula muchos Estados sin roles definidos, progresistas o liberales, qué más da, el error es creer que de eso se trata. Estados dispendiosos, gastadores, que reúnen enfrente, en la otra vereda, a individuos y sujetos que se están valiendo por sí mismos; ninguno de ellos podrá venerar a ningún integrante del Estado, aun esforzándose en interpretarlo como una división Gubernamental de tres poderes.
A la gente no le interesa lo que los Políticos se digan entre sí, cruzándose desmentidas educadas. Es la Gente la que trabaja para construir un país, que sin guerras y en democracia, desde los 90 hasta acá, ha quedado en ruinas.
Todo lo que un político hace, se ve “4 años después”, nunca “En el durante”. “En el mientras tanto, solo se visualiza, lo bueno, o lo peor”. Vale para todos.
Ingresados en esta forzosa lectura, podemos afirmar entonces que desde la quita de coparticipación a Caba, la Oposición está obligada a realinearse con mayor dureza, con más distancia y confrontación, y que el gobierno debe decidir y demostrar, qué es cierto y qué no, acerca de quién gobierna. Es necesaria una respuesta. Es preciso reafirmarlo.
No se puede creer que quien no está de acuerdo es un enemigo, quien no está de acuerdo debe ser escuchado. Tiene sus argumentos y razones. Es preciso recomenzar. Y desde lo más alto, sin tomarlo a la ligera, reafirmar el mandato.
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