Las organizaciones están en crisis con su principal grupo de interés conformado por sus colaboradores? Por qué fallan muchas de las iniciativas que impulsan? Por qué los humanos son llamados recursos? No será hora de replantear los modelos de negocio para considerar a los colaboradores como el tesoro más valioso, pero no en enunciados, sino en acciones concretas que los tenga como protagonistas?
La responsabilidad social en el ámbito laboral tiene que ver con el valor agregado que va más allá de la obligación de cumplir con los objetivos laborales fijados: ese valor agregado guarda estrecha vinculación con el Compromiso.
Un colaborador comprometido está emocionalmente vinculado a la empresa en la que trabaja y a sus objetivos. Se interesa por su trabajo. Se interesa por los resultados. Hace esfuerzos adicionales por ayudar desde su posición a conseguir las metas de la empresa como si fuesen propias. Pone el ama, el corazón y su intelecto al servicio de la empresa.
El éxito de una empresa radica en el compromiso de su gente. Entendiendo esta premisa, una empresa debe promover ciertas condiciones para lograr tener colaboradores comprometidos: una muy buena comunicación, transversal, clara, con objetivos precisos, con devoluciones, con un reconocimiento de los esfuerzos y de los logros, con una búsqueda de desarrollo profesional, con un clima de trabajo agradable, entre otras tantas condiciones.
El dato curioso es que algunas investigaciones han demostrado que necesitamos estar comprometidos en nuestro campo laboral para ser felices como personas. La satisfacción laboral es un boleto a nuestra felicidad. Estar comprometidos en el campo laboral nos da un sentido de propósito, de relevancia y de pertenencia que se traslada a nuestro entorno personal. Porque nuestras emociones en el trabajo afectan nuestra salud y nuestras relaciones. Y lo que el ser humano busca para ser feliz es, justamente, conciliar todos los aspectos de su vida.
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