Melina Furman
- Hay historias de docentes y de estudiantes que siguen haciendo todo lo que está en sus manos por enseñar y aprender en la Argentina. Son historias que conmueven porque hablan de resiliencia y de compromiso.
- Estudiar y aprender tiene que dejar de ser un acto heroico y quizás la pandemia nos está abriendo una puerta para gestar un cambio educativo más profundo.
- Hoy quiero proponerles tres prioridades que, si las atendemos, nos pueden ayudar a generar un cambio enorme, a mitigar daños.
- Primera prioridad: cerrar la brecha digital para facilitar acceso a las familias argentinas a la educación remota. Sólo 53 por ciento de los hogares lo tienen. No alcanza tener sólo un celular.
- Garantizar que se pueda que todos tengan esa posibilidad requiere acuerdos y un trabajo en continuo y hay que hacerlo pronto porque tenemos por delante un buen tiempo de formas remotas.
- La segunda prioridad es romper el “efecto cuna”, el que a cada chico le asigna un destino debido a su lugar, su familia, su contención emocional o aún por la necesidad de comer en las escuelas.
- La pandemia mostró esa necesidad y su impacto en la educación, una desigualdad que quedó en claro con esta crisis sanitaria.
- La pandemia está haciendo que nos demos cuenta del valor de la escuela, como ese espacio que pone entre paréntesis las desigualdades de origen.
- Por eso, es tan importante en avanzar en la reapertura de las escuelas cuándo y dónde se pueda, para seguir avanzando.
- Cada día sin presencialidad cuenta, ya que cada día se amplifica cada vez más la brecha educativa.
- Estamos en riesgo de que un millón y medio de chicos no vuelvan a la escuela secundaria. Habrá que salir a buscarlos uno por uno para ayudarlos a recuperar esos aprendizajes que no tuvieron este año.
- Romper el “efecto cuna” requiere también que tengamos las mejores escuelas para los que menos tienen, con recursos, con libros, con edificios adecuados y con los docentes mejor capacitados.
- Se necesita un piso eficiente de financiamiento educativo por alumno en todos los lugares por igual, ya que es muy dispar.
- La tercera prioridad es la transformación educativa. que todo aquello lo que se enseña en todas las escuelas tenga sentido.
- Hay mucho por mejorar si queremos que las escuelas desarrollen en los alumnos el pensamiento crítico, el gusto por resolver problemas, el disfrute por el conocimiento y la capacidad de seguir aprendiendo toda la vida. Estamos lejos de preparar para el mundo del trabajo y para una ciudadanía plena.
- Los docentes tuvimos que reinventarnos para seguir enseñando de manera remota. Tuvimos que usar recursos nuevos e integrarnos. Muchos educadores están revisando las formas de trabajo que ya tenían, buscando y creando nuevas estrategias.
- Tenemos que aprovechar estos impulsos para que cada escuela sea una unidad de cambio, donde todos trabajen en equipo y evalúen.
- Para ello, hay que garantizar las condiciones: fortalecer los equipos directivos y capacitar los docentes y garantizarles tiempos pagos que les permitan seguir “por cargo” en una sola escuela.
- Las crisis nos permiten dar un salto inesperado. El impacto del Covid-19 en educación es muy alto para que, como sociedad, revaloricemos la escuela ya que se abre una puerta para la renovación pedagógica.
- Hay que aprovechar este impulso para poner a la educación como prioridad, con planes, estrategias e inversión. Para que estudiar y aprender en la Argentina deje de ser una aventura.