Y finalmente, llegó la liberación de los espacios comunes de aquellos edificios con amenities en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, acompañada de una serie de requisitos de estricto cumplimiento, como condición sine qua non para el uso de los mismos en tanto perdure la situación epidemiológica. Una suerte de libertad con tobillera.
De esta forma a partir de hoy, los propietarios, inquilinos y ocupantes podrán utilizar las áreas habilitadas por el Gobierno porteño que comprenden: parques o correderas, terrazas, parrillas y quinchos, lavandería comunitaria y canchas de tenis. Los gimnasios, continúan en stand by.
El protocolo excluye a las personas comprendidas en grupos de riesgo (enfermedades respiratorias crónicas, cardíacas, inmunodeficiencias, diabéticos, insuficiencia renal crónica, entre otros). Recomienda la restricción en la circulación y uso de estas áreas para personas mayores de edad y embarazadas.
Y prohíbe categóricamente el ingreso de toda persona ajena al Consorcio para el uso de estos sectores, sin excepción. Es decir, nada de invitados externos para solaz.
El uso de las áreas reabiertas estará dado a través de un sistema de turnos digital o manual, con días y horarios de permanencia preestablecidos de modo de poder cumplir con las medidas de higiene sanitarias exigidas. Estas abarcan la limpieza y desinfección de superficies, además de la ventilación permanente que permita el recambio de aire.
Y un plan de cantidad máxima de personas que no podrá excederse. Para el uso de parrillas una (1) persona con turno previo asignado, y al quincho sólo los convivientes en la unidad funcional, con un horario de uso acordado.
Para parques, correderas y terrazas una (1) persona cada 15 metros cuadrados, con una cantidad máxima simultánea dada por el Consorcio por un total de uso de 45 minutos. Para el laundry, turnos de 60 minutos para el lavado (la ropa debe volcarse directamente de la bolsa a la máquina sin tocar ningún otro implemento) secado y retiro del lugar con la ropa limpia.
Para las canchas de tenis dos personas por turno por un total de 60 minutos de uso sólo en modalidad single.
En todos los casos, los usuarios deberán utilizar los elementos de protección que cubran nariz, boca y mentón; respetar el distanciamiento social y la adecuada higiene respiratoria. Traducido esto como en toser o estornudar usando el pliegue de codo para evitar la diseminación de secreciones. Y contar con un kit con elementos para limpieza y desinfección de las superficies utilizadas.
El administrador junto al Consejo de Propietarios o persona autorizada para tal fin serán los responsables de esta mecánica y de custodiar su cumplimiento, no pudiendo delegar la función en empleados del Consorcio.
La implementación de este protocolo implica la puesta en marcha de una maquinaria que recarga en sus funciones al buen administrador de Consorcios ahora para liberar el uso de las partes comunes, en una sociedad consorcial exhausta y ávida de salir del letargo de entre cuatro paredes.
Que apela a un Consejo de Propietarios que esté despojado de prejuicios a la hora de colaborar en la equitativa aplicación de estas reglas. Y sobre todo, a la conciencia y responsabilidad de cada propietario para sí y el conjunto. Es un nuevo desafío que nos da la posibilidad de mostrarnos merecedores de la recuperación de nuestra normalidad, en adelante, sin tobilleras.
Imagen crédito La Voz-
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