Media cuarentena atrás decíamos que la reunión de Consorcio tenía mala prensa pero que, en un futuro no muy lejano, llegaríamos a extrañar quizás esos encuentros que, con sus sintonías y discrepancias, nos permitían interactuar y debatir cara a cara para definir las prioridades en nuestro hábitat.
A más de doscientos días de aislamiento, con puertas semiabiertas para salir del confinamiento sanitario donde se nos ha protocolizado poco menos que la respiración, la realización de Asambleas en los edificios sigue siendo un pendiente para el que, en algunos casos, la alternativa de reunión virtual no aplica. Y por diferentes razones.
Una de ellas está basada en la carencia de tecnología de muchos propietarios, esto es una computadora o dispositivos Smart para acceder a las plataformas de videoconferencia existentes. También, de la ausencia de una banda ancha de internet que asegure la estabilidad en la navegación.
Otra de las razones es el número de propietarios, sobre todo en aquellos edificios donde la cantidad sobrepasa las 200 almas y demasiado de ellos con la mencionada dificultad tecnológica. Quede claro que las plataformas soportan este número y más para la simultaneidad de conexión.
Pero aquí el punto central es que hay que propiciar seriamente una alternativa que permita realizar la Asamblea de Propietarios con la participación de los que tienen buen acceso a la tecnología y los que no lo poseen. Un sistema mixto como lo son hoy las sesiones en el Parlamento argentino.
Esto es, para garantizar la participación de todos – tomada ésta no sólo como notificar por vías fehacientes de la realización del encuentro sino avalar la estancia del consorcista – y asegurar el debate del orden del día.
Es una probabilidad digna de analizar y aplicar por las anormalidades que han venido ocurriendo, a raíz de las prórrogas de mandato a los vigentes, que dejó el campo orégano para aquellos que, fundados en una u otras de las razones expresadas y tomándose de estas resoluciones, continuaron su mandato expirado antes del inicio de la cuarentena. Y que, con la complicidad o temor de consejeros, pusieron la gestión a dormir en los brazos de Morfeo.
Tal el caso de un administrador que excusado en las festividades de Diciembre pasado primero, y en que en los meses de Enero y Febrero, y primera semana de Marzo “la gente está de vacaciones”, después, no realizó la Asamblea Ordinaria para la Rendición de Cuentas conforme lo establece el Código Civil y Comercial (artículo 1324), de acuerdo con las condiciones previstas en los artículos 858, 59 y 60 del mismo. Ni para la renovación del mandato.
Es importante saber o recordar que, la ausencia de la Rendición de Cuentas es causa justificada para la remoción del administrador ya sea por Asamblea, o por vía judicial.
Y que el Acta de Asamblea de renovación del mandato es la carta habilitante para el manejo de la cuenta bancaria del Consorcio. Por esta razón es que el mismo día que expira la prórroga excepcional dispuesta por el Gobierno porteño, los bancos inmovilizan la cuenta, hasta una nueva extensión.
De hecho, la última prórroga expiró el viernes último y la nueva extensión (Disposición 4926) está recién salida del horno y extiende los mandatos hasta el próximo 30 de este mes, en línea con la continuidad de cuarentena dispuesta por la Nación.
Entre otros casos, está el de aquel administrador que justificado en el cierre de las oficinas de administración no envió el extracto de las expensas por ningún medio. Son situaciones que merecen la aguda atención tanto de los propietarios, que a su vez, deben empaparse sobre los derechos y obligaciones que les asiste en la vida consorcial.
Como también del Gobierno porteño que tiene a su cargo el Registro Público de Administradores (RPA) que debe respaldar y fortalecer el sector, y facultades para controlar a aquellos cuyo modo de gestionar va en detrimento de los que trabajan a brazo partido en la gestión.
Sería injusto que paguen justos por pecadores, porque a la hora de descargar broncas por unos pocos, quedan al unísono “en el mismo lodo, todos manoseaos”…
Precisamente, las denuncias más frecuentes recibidas en el Gobierno porteño están referidas a la imposibilidad de celebrar Asambleas, falta de respuestas de administradores ante reclamos de los consorcistas y defectos en las liquidaciones de expensas, según Diego Sarrabayrouse coordinador del RPA.
Pende entonces el desafío de lograr un sistema mixto para realizar las Asambleas que permitan la participación y deliberación plena, con el voto de todos los propietarios, para poner coto al adormilamiento y pies en polvorosa a administradores negligentes.
Crédito Portada Medium
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