LA TORTUOSA HISTORIA Del MONUMENTO DE LOS ESPAÑOLES”-Por Yayo Hourmilougue.-

La historia del monumento empezó en 1908. Los españoles residentes en el país decidieron mandar a construirlo para homenajear a los argentinos con el «Monumento a la Carta Magna y a las Cuatro Regiones Argentinas» (Los andes, El Río de la Plata, La Pampa y El Chaco), aunque fue más conocido entre los porteños como el Monumento de los Españoles, para festejar en 1910 el año del Centenario de la Revolución de Mayo.

Esta colosal obra de 24,5 metros de altura, fue creada en mármol de Carrara y bronce por el escultor español Agustín Querol y la magnitud de sus dimensiones parece estar acorde con el abultado y complicado derrotero que medió entre la decisión de los residentes españoles de donarlo, solventando los costos, tomada en julio de 1908 durante una reunión en el Club Español, y su inauguración oficial acontecida 17 años después

Los acontecimientos adversos comenzaron una vez aprobado el proyecto al encargársele los diseños de la obra al gran escultor catalán Agustín Querol, que sólo alcanzó a realizar los bocetos de la misma, ya que falleció al año siguiente, por lo que los planos debieron ser completados por otros artistas, uno de los cuales, Cipriano Folgueras, también murió y además una huelga de trabajadores italianos en las canteras de Carrara frenó el suministro de mármol por un tiempo, con el agregado de una tormenta que le arrancó el brazo izquierdo a la Republica, o sea, a parte del monumento. Por todo eso, el regalo no estuvo listo para los festejos del Centenario en la Ciudad.

Un hito significativo en su historia lo constituyó la colocación de la piedra fundamental, realizada en 1910, durante la celebración del Centenario por el presidente de la nación José Figueroa Alcorta con la especial asistencia de la Infanta Isabel de Borbón, tía de Alfonso XIII, rey de España, en lo que fue el acto de comienzo de la construcción.

La colectividad española en nuestro país era de 800.000 personas sobre una población de 6.500.000 habitantes. La conmemoración de los cien años fue largamente colmada de visitas ilustres, exposiciones y muchas otras manifestaciones festivas asociadas al suceso. Finalmente en 1916 se embarcaron las piezas del monumento.

En marzo de 1916 se hundió el trasatlántico Príncipe de Asturias, procedente de Barcelona, que traía las partes, a 90 millas de Río de Janeiro, al chocar contra una formación rocosa, concretamente se hundió frente a Ilha Bela. Este accidente causó la muerte de más de 450 personas, aunque otros informes indican 600 pasajeros muertos… y también otros hablan de una cifra total aproximada de 1300 pasajeros.

Dicen que en el buque viajaban también más de 800 inmigrantes hacinados en los alrededores de la sala de máquinas y calderas, donde según los planos de la nave podían caber hasta mil personas, no estaban registradas y huían de la guerra en Europa. El número oficial de pasajeros fue solo difundido por la prensa de la época y no por la Naviera a cargo, que supuestamente no tenía registro de los pasajes vendidos.

Lo cierto es que en este naufragio se perdieron en las profundidades del océano la carga de ornamentos de mármol y bronce, que componían la estatuaria del monumento.

En 1917 se pidieron réplicas a España. Tardaron 2 años en llegar y una vez en puerto de Buenos Aires, las retuvieron en aduana por 3 años más, debido a que se pretendía cobrar costosos impuestos para liberarlas, pese a que se había fijado la eximición de dichos gravámenes. Cuando finalmente abrieron las cajas se encontraron con que varias de las esculturas estaban dañadas al punto que algunas no podían ser usadas.

Para 1926, los trabajos estaban bastante avanzados y todo parecía indicar que se podría inaugurar el 12 de octubre pero la iniciativa, en concordancia con la cadena de reveses que habían signado su camino, se frustró porque la Municipalidad no había podido terminar la vereda circundante ni el mecanismo del juego de agua y luces.

Finalmente, el 25 de mayo de 1927, tuvo lugar la ansiada inauguración. La ceremonia fue presidida por el conde de Amalfi, quien en nombre del rey Alfonso XIII y ante la presencia de los titulares de todas las entidades que agrupaban a la colectividad hispana, hizo la simbólica entrega del mismo al presidente Marcelo T. de Alvear.

En su cima se ubica una gran estatua de La República, y su basamento se conforma por un grupo escultórico alegórico a El Trabajo además de reproducir un párrafo del Preámbulo de la Constitución Nacional. Posee cuatro grandes inscripciones que dicen: ~ A la Nación Argentina en su primer centenario, por España y sus hijos”; “Uno mismo, el idioma”; “De una misma estirpe “y “Grandes sus destinos”.

El Monumento de los Españoles, es uno de los más expresivos obsequios que un país ha hecho a otro, acto magnificado y engrandecido, porque proviene de quien lo había tenido bajo su dominio como celebración hacia quien de él, se había independizado.

En 1991 una empresa brasileña rescató la escultura hundida, una ninfa de dos metros que formaba parte de los bronces originales. Por hallarse en aguas territoriales, la ley local prohibía donar los objetos hallados en ellas, pero a pedido de un grupo de argentinos, el gobierno de Brasil decretó una excepción.

Desde ese momento la escultura, que se encuentra en la Base Naval «Ilha das Cobras» en Río de Janeiro, está en condiciones de ser traída y a disposición de las autoridades nacionales.

El entonces presidente, Itamar Franco creó una Comisión Interministerial que optó por donar la obra, pero desde entonces ninguno de los gobiernos que se sucedieron en Argentina se encargó del tema.

La Historia es de Horacio Molino y corresponde a HISTORIAS SECRETAS, DESCONOCIDAS U OLVIDADAS DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BS.AS.

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