EL REY DE LOS “ATORRANTES” DE BUENOS AIRES-Por Yayo Hourmilougue.

Niesche Bunetor, Moisés Buldog, Gunitoche -entre otros nombres-, aunque más conocido por el apodo “La Chancha Rusa”, había llegado al país a principios del siglo XX,  nunca se le conoció oficio ni domicilio alguno. Deambulaba en la calle en la más completa miseria, cubierto con harapos y plagado de llagas y úlceras.

Había nacido en Rusia el 1º de enero de 1879 en el pueblo de Sbick, provincia de Minski, y desde que pisó estas tierras se dedicó a “atorrar” (el que lleva una vida de vagabundo en lunfardo) por lo que se había ganado el mote de rey de los atorrantes. Sin embargo, sorprendentemente llegó a atesorar una abultada fortuna, que depositaba en cuentas de los bancos Nación y de Londres.

Había acumulado la suma de 131.618 pesos fuertes de aquel entonces, producto de la mendicidad, de hurtos y de otras fechorías, andanzas que lo habían convertido en un asiduo habitante de las comisarías y de la Penitenciaría; el Prontuario N° 26.759 lo tenía como titular y pesaba sobre sus espaldas.

Cuando se encontraba preso, especialmente en días festivos y conmemorativos, se lamentaba hasta el llanto, de que privado de libertad no pudiera aprovechar aquellas grandes concentraciones de público para llevar a cabo sus andanzas, ya sean mendicantes o sustractivas de lo ajeno. Durante el encierro hacía cálculos matemáticos de las recaudaciones perdidas, según la importancia de la ocasión que transcurría, y comentaba entre los asombrados presos que las festividades religiosas eran más fructíferas que las cívicas, ya que los fieles tras la misa eran más permeables a la piedad, luego de que el sermón del sacerdote les había ablandado un poco los bolsillos.

Conocía todas las zonas del país, que iba recorriendo de acuerdo a las celebraciones locales. Jamás se le conocieron otros domicilios que el de la calle, la comisaría o la cárcel; vivía en el más profundo abandono, muchas veces amenazó con el contagio de sus infecciones a fin de obstruir la acción policial y evitar su detención.

Era altanero y cínico, un caso muy especial de atorrante, ya que era el más rico de todos. Muchas veces se hacía pasar por ciego y era común que adoptara diversas posturas al momento de ser fotografiado.

Finalmente, el 19 de julio de 1935, “La Chancha Rusa” fue deportado en el vapor Ciudad de Buenos Aires, una paradoja para la ciudad que lo vio actuar y lo escondió en sus calles.

El crédito, HISTORIAS SECRETAS, DESCONOCIDAS U OLVIDADAS DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BS.AS que administra Horacio Molino quien subió este material que acabas de escuchar, grupo maravilloso que podes encontrar en Facebook.

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