Una de las versiones la vincula al conventillo, posiblemente llamado “María La Lunga” en Castro Barros al 400, y de una tal Margarita Verdier, o Verdiet, apodada “La Oriental” y también, “La Rubia Mireya”. De padres franceses, habría nacido en Uruguay y se habría radicado luego en el barrio de San Telmo.
Al principio la habrían apodado “la rubia del firulete” por su espectacular estilo para bailar el tango y la solvencia que imprimía para marcar el compás.
Sus días le habrían proporcionado varias y aturdidas noches, y la fama de “ave nocturna.
Dicen, se formaba una rueda para verla bailar en el Café de Hansen, allí donde los compadritos se reunían seguido y se peleaban a muerte por ella. «¿Te acordás, hermano, lo linda que era?», pregunta el tango «Tiempos viejos», un emblema del cancionero popular argentino cuya letra está grabada en el recuerdo
Otras versiones hablan de una historia creada para la letra del tango y se basan en que el 21 de abril de 1923 se estrena un sainete compuesto por Alberto Weisbach y el poeta Manuel Romero, esta pequeña obra llamada «El rey del cabaret» tenía como protagonista a Mireya, una muchacha que disfrutaba de las noches bailando tangos, bebiendo champagne y conquistando corazones, la historia tenía un final feliz, donde Mireya se casa con un joven adinerado de buena familia.
Pero dos años después el mismo Manuel Romero escribe los versos del tango Tiempos Viejos donde la historia habla de la Rubia Mireya, esta vez con un final no tan feliz, esta historia también fue llevada al cine y la protagonista fue Mecha Ortiz.
El mito y la realidad se mezclan constantemente en la historia de esta mujer, hasta algunos encuentran paralelismos entre esta Mireya Rioplatense y la Mireya ( Mireio) del poema de Frederic Mistral autor francés del siglo XIX, donde se narran las desventuras y los amores de Mireya hasta su muerte en brazos de su amado Vicente. ¿Su apodo provendrá de este poema? Vaya uno a saber.
Lo que si se podría confirmar es que las enfermedades y la pobreza la obligaron a abandonar una pieza que alquilaba en la calle Loria yéndose a vivir a uno de los ranchos que pululaban a orillas del Puente Alsina. Allí estaba, con 85 años, cuando una tarde acudió al Hospital José Penna a curarse de un tumor de mama.
La atendió el Doctor José María Barrios (por entonces practicante). Recuerda este facultativo que los vecinos concurrían al Hospital a visitarla. La Rubia Mireya sobrevivía con una pensión de 50 pesos que le pasaba un acaudalado admirador suyo, y que ella invertía en poca comida, mucha bebida y algún disco para su fonógrafo.
Cuenta el Doctor José María Barrios que su enfermedad se le complicó con la aparición del tétanos, lo que obligó a trasladarla a la sala de infecciosos del Hospital Muñiz, donde poco tiempo después falleció.
Horacio Molino de HISTORIAS SECRETAS, DESCONOCIDAS U OLVIDADAS DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BS.AS, en Facebook.-
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