Adaptación Radial.
Juan Manuel de Rosas o mejor dicho Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio tenía una personalidad única producto de haber heredado el carácter fuerte de su madre más el haberse dedicado al campo lo que lo obligó a lidiar con el paisano, la faena y el indio.
“De joven jugaba partidas arriesgadas con los indios donde ganaba el que tenía la paciencia y la astucia” decía.
Si Juan Manuel de Rosas se llamaba en realidad Ortiz de Rozas, ¿por qué cambió su apellido?
Existen algunos indicios que los historiadores han investigado procurando llegar a la verdad.
Juan Manuel de Rosas tuvo una vida intensa desde muy joven.
A los 13 años debió intervenir en la defensa de Buenos Aires contra las invasiones inglesas.
Luego vino el cierre de la escuela donde estudiaba.
A los 15 años su padre lo empleó en una tienda pero como el joven tenía un carácter muy fuerte, igual que su madre, doña Agustina López Osornio, duró muy poco en la tienda. Se negaba a lavar platos, a disculparse por cada error o torpeza que cometía.
Entonces su padre lo mandó al campo, a una estancia lejana en la provincia de Buenos Aires perteneciente a su abuelo materno.
Tenía 15 años y en el campo comenzó a desarrollar sus experiencias de conducción de personas. Allí debió dirigir a peones, lidiar con gauchos ladinos y errantes, arriar diariamente la hacienda cimarrona y luchar contra la avanzada de los indios del sur de la provincia de Buenos Aires.
A los 20 años a raíz de un disgusto familiar decide cambiar su apellido. Se despoja del ORTIZ DE ROZAS (con Z) por Juan Manuel de Rosas (con S).
Existen al menos dos razones de ese disgusto que lo llevó a tomar semejante decisión.
Una razón pudo ser una fuerte discusión acerca del manejo de la Estancia.
La segunda versión se vincula al fuerte rechazo que su madre manifestaba hacia su esposa doña Encarnación Ezcurra. Directamente no la soportaba y de esto se habría enterado Juan Manuel, de modo que tomó distancia de su madre y su familia.
El historiador Manuel Gálvez nos relata un par de anécdotas donde el enfrentamiento del joven Juan Manuel con su madre definió su futuro: “Una vez, siendo una criatura fue encarcelado en un cuarto; y se vengó del castigo levantando las baldosas del piso. Otra vez, ya casi hombrecito, le emplearon en una tienda, oficio distinguido entonces. Como el tendero quisiera hacerle lavar los platos, se negó. La madre pretendió que pidiera perdón al tendero, y, como, como él no accediese, lo encerró a pan y agua. El muchacho falseó la cerradura, se quitó las ropas, y, medio desnudo, se fue a la casa de sus primos, los Anchorena, a vestirse y a buscar trabajo. En un papel decía a sus padres: Dejo todo lo que no es mío. Y firmaba Juan Manuel de Rosas, suprimiendo el Ortiz y escribiendo su apellido con ese y no con zeta, como lo hará durante toda su vida”.
Sin dudas, un nombre fuerte para un hombre fuerte.
Fte: ABC noticias
Pablo A. Vázquez
José María Rosa- Juan Manuel de Rosas
Manuel Gálvez, en la Vida de Don Juan Manuel de Rosas
Comentarios al posteo a cargo de Diego Weinstein
Foto: Barbarie, Portada / Por Pablo Adrián Vázquez
Historias Perdidas de Buenos Aires
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