De Roma. Italia- 1920-
El grandioso monumento a Colón que deberá elevarse en Buenos Aires, está listo.
Una verdadera montaña de mármol está en viaje para esta capital; la estatua de Colón sola pesa 45 toneladas.
Para los cajones se necesitaron 125 mts cúbicos de madera, es decir, cerca de sesenta toneladas de tablas.
El trabajo de embalaje presenta naturalmente muchas dificultades técnicas y fue efectuado por algunos obreros especialistas, venidos con este fin desde Carrara.
El embalaje de la estatua de Colón fue una verdadera obra de paciencia y de cálculo, pues hubo necesidad no sólo de mover la enorme mole con grúas especiales, sino también calcular la resistencia de cada una de las tablas empleadas.
Una vez embalada la estatua, se efectuó la operación de cargarla, teniendo los caracteres y la importancia de la botadura de un barco al mar.
Hubo que construir un armazón enorme de madera que se mojó durante tres días para darle la elasticidad necesaria.
La hora fue emocionante, pues cualquier falla puede tener como consecuencia un desastre.
Obreros inteligentes dirigieron la operación con matemática seguridad.
Al fin, el coloso quedó en el sitio que le estaba destinado.
Todo marchó bien. Los obreros se sienten conmovidos, y el corresponsal aprovecha el momento de satisfacción general para mandar a los habitantes de Buenos Aires un saludo, inscrito en el pedestal de la gran estatua del descubridor de América.
Publicado en Roma, julio de 1920.
Historia visual de la Argentina de 1830 a 1930
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