Acompaña a Luis Tarullo:
El narcotráfico sigue haciendo estragos en varios puntos del país, especialmente en los centros urbanos, pero Rosario continúa siendo el centro del flagelo, como ocurre desde hace varios años.
Parecen estériles los esfuerzos por controlar los episodios de violencia y terminar con el reinado de las bandas que se disputan territorios y que prácticamente a diario dejan muertos en las calles, amén de las personas que sufren en cuerpos y mentes las consecuencias del consumo de estupefacientes.
El dominio que ejercen Los Monos, aún con sus cabecillas en la cárcel, y otras pandillas rivales, en connivencia con algunos personeros de otros sectores, virtualmente se ha naturalizado y ya no sorprenden las noticias sobre sus andanzas y las trágicas consecuencias. El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, dijo estos días por una radio de esa ciudad que es necesario un trabajo conjunto de Nación, la provincia de Santa Fe y los municipios para al menos morigerar el drama.
Martín dijo que «lamentablemente el narcotráfico sigue dominando», y advirtió que aún “no se nota” el refuerzo dispuesto con efectivos de Gendarmería para aumentar la seguridad. «Yo creo que reclaman de parte de las autoridades un trabajo mancomunado entre la Nación, la provincia y los municipios. Las fuerzas políticas tienen que dejar de mirar para otro lado, buscando puntos de acuerdo para un camino común», alertó el prelado. Acerca de las noticias de que niños de entre 9 y 10 años consumen drogas, advirtió que los bebés nacen con síndrome de abstinencia como consecuencia de la adicción de sus padres. Además, alertó sobre otro delito vinculado con las drogas: el tráfico de armas. “No se controlan la fabricación, la venta, la circulación», advirtió. En ese marco, para seguir concientizando sobre el flagelo de la droga y las propuestas de generación de empleo digno, la Arquidiócesis de Rosario, a través del equipo de Pastoral Social, organizó sendos encuentros. Por un lado, se realizó una marcha con la consigna “Ni un pibe menos por la droga”, con participación de comunidades parroquiales y organismos dedicados al acompañamiento de personas con problemas de adicciones a los estupefacientes. Y por el otro, un encuentro en el campus de la Universidad Católica Argentina, sede Rosario, con el abordaje de la mirada de la Doctrina Social de la Iglesia, con la participación de monseñor Martín, y exposiciones de propuestas de representantes de movimientos sociales, asociaciones sindicales y organizaciones empresariales. En cuanto a la marcha, se escucharon relatos como “tiran tiros, matan pibes, consumen droga”, por ejemplo, de parte de un chico del Centro de Niñez Nazaret del barrio Tablada de Rosario. “Ni un pibe menos por la droga” fue la renovada marcha después de los años de veda por la pandemia de coronavirus.
El diario La Capital de Rosario transcribió el testimonio de un adolescente de 15 años que contó que “hay mucha violencia, a mi hermano le tiraron un tiro”. Y también un niño de 11 años dijo que hay “robos y los chicos drogándose en la esquina”. El Centro de Niñez Nazaret ofrece talleres y actividades de lunes a viernes. Otra voz rescatada por el diario dijo que “esto está que arde, muchos pibes se meten en los búnkers y salen soldaditos o sicarios. Tienen 14 años y andan a los tiros banda contra banda”.
La crónica del diario indica que “el desparpajo es total. La señora saca su celular y muestra cómo los soldaditos se filman disparando. Se escuchan en la oscuridad de las imágenes ráfagas y ráfagas de ametralladora. ‘Esto es de anoche (por el miércoles), ya hay muchas muertes, te roban pibitos que les limpiaste los mocos hace un par de años y ahora te desconocen por lo dados vuelta que están. Al otro día te piden perdón, están perdidos haciendo cagadas’, asegura”. También estuvo presente la parroquia Nuestra Señora de Itatí, del barrio Las Flores, de donde surgieron Los Monos. Un chico de allí testimonió que “hay muchos drogándose en la calle, tiros de madrugada, mediodía, tarde. Es como un juego donde tenés que moverte por lugares seguros y conocidos.
Hay lados en los que pasar por ahí te pone en riesgo. No hay vuelta atrás, matan por matar, te descuidás y no la contás”.
Es una frase añeja, remanida, aquella que dice que «la droga mata», incluso usada como slogan publicitario para innumerables campañas antiadicciones.
Claro que en un tiempo estaba acotada a los efectos directos del estupefaciente sobre el cuerpo de la persona.
Ahora, desde, hace muchos años ya, sigue matando, pero con otras armas que evidentemente se han salido de control, incluso con la aquiescencia de algunos otros actores que creen que tienen la impunidad adquirida eternamente, pero sin duda corren los mismos riesgos que las víctimas del letal narcotráfico.
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