Comienzo abriendo la pregunta ¿Qué implica él debe ser?
Es una serie de normas y principios, escritos o no, según los cuales todos los individuos que formen parte de una sociedad o grupo social, deben actuar, porque es ésta la que determina cuáles de sus actos son correctos y aceptados y cuáles no.
El deber como imperativo, responde a los mandatos culturales. Les pregunto ¿cuántas veces en nuestro decir cotidiano nos expresamos comenzando con la frase “tengo que”, cuando lo que me ocurre es del orden de lo que necesito y quiero? No es lo mismo decir, “tengo que ir a orinar”, es necesario, “tengo que ayudar a mi amiga/o”, es algo que quiero hacer, no una obligación y en ocasiones también es necesario. Una frase como “tengo que tener un hijo” es un ejemplo que responde a los. Mandatos. Estos atraviesan a cada estructura familiar y tienden a repetirse a través de las generaciones. Los naturalizamos, de un modo inconsciente, sin mediación del pensamiento y el sentir singular, individual..
Prosigamos ahora por el camino de lo que necesito.
La necesidad es un impulso que irrumpe, de orden más primario, ligado a la supervivencia, la protección, el afecto, y en ocasiones, unido a un imaginario cultural, en el que nos desdibujamos entre lo mediático y colectivo.. Frases como “necesito comprar ese par de zapatillas que están de moda”, serían un ejemplo de ello.. A veces…. nos detenemos y registramos cómo están nuestro cuerpo y emociones, nos permitimos escucharnos y al otro.
Avanzamos hacia lo que quiero.
Querer implica hacer nuestro lo que no nos pertenece o hemos perdido, es adueñarnos, recuperar o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes. El deseo es una fuerza constante, funciona como el motor que propulsa al impulso vital y es eterno, incluye la realidad interna acorde a nuestra historia y estructura psíquica, A veces linda y se confunde con la necesidad, junto a los sueños, fantasías, anhelos y propósitos.
Para finalizar el recorrido llegamos a LO QUE PUEDO.
Poder ya nos habla del interjuego entre nuestra realidad interna y la realidad externa, esta nos marca que no todo lo que necesitamos, queremos y creemos es posible, ni da igual. Surgen los límites del tiempo y el espacio, las pautas de convivencia vinculadas a la otredad, la tolerancia a la frustración y a las diferencias, la ética y la moral. Los costos de nuestro accionar, nos conducen a descubrir aciertos y errores, nos brindan la posibilidad de registrar, procurando restaurar, y a veces reparar.
Queda en cada uno de nosotros la oportunidad de construir transformaciones, logros y aprendizajes.
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