Acompaña a Luis Tarullo:
Las llamadas “fake news” se han convertido en una especie de plaga universal a través de las redes sociales y su control es un tema que demanda una profunda discusión, ya que se corre el riesgo de afectar delicados límites relacionados con derechos humanos esenciales, como la libertad de expresión.
Recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) realizó en París la Conferencia Internet for Trust (Internet para la Confianza), con la asistencia de 4.300 participantes, entre ellos jefes de Estado como el brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva, en la cual se puntualizó la necesidad de establecer pautas mundiales comunes para “mejorar la fiabilidad de la información en línea”.
Allí se produjo un llamamiento a “defender el derecho a buscar y recibir información frente a la creciente desinformación en línea” y se dispuso que la UNESCO lanzará las líneas directrices en el mes de septiembre. Todo ello, se aclaró, sin afectar los derechos humanos.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, dijo que “la difuminación de los límites entre lo verdadero y lo falso, la negación altamente organizada de los hechos científicos, la amplificación de la desinformación y las conspiraciones, no se originaron en las redes sociales. Pero, en ausencia de regulación, florecen allí mucho mejor que la verdad”.
En ese marco, exhortó a los países a actuar juntos para que la información continúe siendo un bien común mundial: “Solo tomando la medida completa de esta revolución tecnológica podemos asegurarnos de que no sacrifique los derechos humanos, la libertad de expresión y la democracia”, enfatizó.
Entre los oradores estuvieron Lula da Silva y la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2021, la periodista Maria Ressa, de Filipinas.
Ressa advirtió que “las mentiras se difunden más rápido que los hechos. Por alguna razón, los hechos son realmente aburridos. Mentiras, especialmente cuando están mezcladas con miedo, con ira, con odio, con tribalismo, ‘nosotros contra ellos’, se esparcen. Es como arrojar una cerilla encendida a la leña”.
También advirtió contra “la tolerancia de los algoritmos de las redes sociales que recompensan las mentiras, ya que las generaciones futuras heredarán un mundo en el que la verdad ha sido peligrosamente devaluada”, indicó la UNESCO.
“Sin hechos, no puedes tener la verdad, sin verdad, no puedes tener confianza, y no tenemos una realidad compartida”, dijo Ressa.
Por su parte, Lula, quien asumió nuevamente el 1° de enero pasado por tercera vez como presidente de Brasil, recordó los recientes intentos golpistas en su país y los vinculó con los mensajes y noticias falsos.
“Lo que pasó ese día fue la culminación de una campaña, iniciada mucho antes, y que usó la mentira y la desinformación como munición”, aseveró.
Añadió que “en gran medida, esta campaña se nutrió, organizó y difundió a través de plataformas digitales y aplicaciones de mensajería. Este es el mismo método utilizado para generar actos de violencia en otras partes del mundo. Debe parar”.
En tanto, el también brasileño Felipe Neto, uno de los principales influencer de YouTube, compartió sus experiencias con contenido impulsado por algoritmos, pero advirtió que el objetivo no es cerrar las plataformas digitales.
Neto, con casi 45 millones de seguidores on line, dijo que “se trata de rendir cuentas, detener la impunidad, traerlos a la mesa y decir ‘tienes que ser responsable de los errores que has cometido y que vas a cometer’”.
Según explicó la UNESCO, actualmente al menos 55 países están trabajando en iniciativas regulatorias. Pero la titular del organismo instó a un “enfoque global coherente basado en los derechos humanos”. También advirtió que si estas regulaciones se desarrollan aisladamente están condenadas al fracaso.
“La interrupción de la información es, por definición, un problema global, por lo que nuestras reflexiones deben tener lugar a escala global”, dijo.
Finalmente cerró la conferencia instando a los países a unir esfuerzos para transformar internet en una herramienta al servicio de la ciudadanía y que ayude a garantizar “el derecho a la libertad de expresión”, que incluye “el derecho a buscar y recibir información”.
La iniciativa sin dudas es ponderable. Claro que debe preservarse el máximo equilibrio entre la verdad, la honra de las personas y la libertad de expresión, valores y derechos inalienables del ser humano.
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