Lidia Poët fue la primera mujer en Italia en ingresar en la Orden de los Abogados, fue una apasionada por la justicia y por el reconocimiento de los derechos de la mujer y la igualdad de posibilidades entre mujeres y hombres. Nació en 1855, en la provincia de Turín, en el seno de una familia acomodada, pasó su infancia en Traverse di Perrero y luego se mudó a Pinerolo donde vivía su hermano que dirigía un bufete de abogados, hecho que considero tuvo una fuerte incidencia en su posterior elección.
Concurrió a un internado en Suiza, donde obtuvo el título de Maestra Superior Normal y luego el de Maestra de inglés, alemán y francés.
Regresó a Pinerolo, tras la pérdida de sus padres, a diferencia de lo esperable para una mujer de su época, decidió matricularse en la Facultad de Medicina de la Universidad de Turín, pero descubrió que no era lo que deseaba, y viró su timón hacia la Facultad de Derecho donde se licenció en 1881 con una tesis sobre la condición de la mujer en la sociedad y sobre el derecho al voto de la mujer. Ejerció la abogacía en Pinerolo, en la oficina del abogado y senador Cesare Bertea y después del aprendizaje aprobó el examen de calificación con 45/50 de votos al solicitar la inscripción en la Orden de Abogados y Fiscales de Turín. Esta petición, no resultó ser del agrado de algunos miembros de la Orden.
A pesar de ello, el presidente de dicha institución votó a favor de ella junto con otros cuatro concejales, apelando a la ley que especificaba que “las mujeres son ciudadanas como los hombres” y el 9 de agosto de 1883 Lidia Poët se convirtió en la primera mujer admitida al ejercicio de la abogacía.
El fiscal del Reino cuestionó la legitimidad del Registro de una mujer como abogado y recurrió al Tribunal de Apelación de Turín para que recuperara la calificación de Lidia. El mismo año la Corte acogió la solicitud y ordenó la cancelación del Registro.
La joven persistente y dotada de firmeza, presentó el recurso de apelación, pero, un año después, la sentencia confirmó la decisión de dejarla fuera del Registro, declarando que “la mujer no puede ejercer la profesión de abogada”. Lo ocurrido provocó un acalorado debate en Italia con 25 periódicos a favor de que las mujeres pudieran tener roles públicos y tres en contra. A pesar de que Lidia no pudo ejercer su profesión, siguió colaborando con su hermano y fue muy activa en la defensa de los derechos de los menores, de las mujeres, de los marginados, y apoyó el sufragio femenino.
Transcurrieron muchos años hasta que en 1919 se aprobó la ley Sacchi, que autorizaba a las mujeres para acceder a los cargos públicos con la abolición de la autorización marital, todo cargo menos el del poder judicial, político y militar. Recién en 1920 y 39 años después de su licenciatura en derecho, Lidia Poët pudo ingresar oficialmente en el Colegio de Abogados a la edad de 65 años, convirtiéndose en la primera abogada en Italia.
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