Si por estos días fuera diputado o senador, y no quise serlo desde que me lo propuso el PJ en los 90 y La Alianza después, hubiera presentado la renuncia varias veces. O hubiera deseado estar muerto.
La comparación, totalmente limitada por mi parte, creíble o no para quien pueda leer, se basa hoy en una insospechada desesperanza, que no es solo mía.
Es argentina. Gastos de representación, sueldos exuberantes (comparados con la media nacional), viáticos, asesores (De los acomodados asesores mejor no hablar, claro, algunos amigos dan vergüenza solo cuando hablan), carpetazos de un valor estimable, involucran en sí, una función pública que no es tal, digamos con honestidad que es una desvergüenza ya naturalizada. Y sabemos, no los preocupa que tal acto éticamente salvaje suceda.
Saben que no representan a nadie. Que sus negocios pasan por cada elección.
La mayoría, más involucrado con las pantallas mediáticas que con los resultados que sus (improbables) gestiones puedan ofrecernos, han perdido el conocimiento y la conciencia de tanto avanzar en sus cuestiones propias, y materialistas. Se han acostumbrado más rápido a lo dulce, que la gente a padecer. Basta ver cómo y dónde viven. Que tenían cuando empezaron, que tienen hoy. Y sus DDJJ. Viven en una burbuja densa, que aún flota sobre el resto de la sociedad, sin comprender que quienes laburamos, estamos tirando la plata que reciben en baldes.
Ustedes, salvo rarísimas excepciones, me avergüenzan y me revelan. Ustedes viven ricachonamente, porque invierten mucho tiempo para que miles de argentinos aún no entiendan de qué se trata, estrategia que les sale bien todavía, y saben que cada elección es un negocio. La ignorancia de miles, es el pedestal en el que pisan con la tranquilidad de quien se sabe superior.
Aunque ustedes no los son. No son superiores. Los lubrica un sistema curiosamente oxidado porque la sociedad va detrás, no delante de ustedes. Es en lo que la mayoría de ustedes se ha esforzado en cada ciclo que le ha tocado y hasta han dado un brazo por permanecer. Sería interesante que cada uno realizara un listado de cada proyecto presentado a favor de la sociedad, públicamente, antes de ser reelecto. Sería saludable, no por ustedes que «ya están hechos y les sobra», sino por quienes necesitamos otro país.
Ni siquiera han podido poner presa a la corrupción. Y permítanme, corrupción no es solo lo evidente, sino lo que queda bajo la alfombra. Lo que tras cada reunión de comisión, y cada opereta, la gente desconoce.
Y disculpen, lo voy a firmar. Tienen mi número y ando por los mismos lugares de siempre.
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