Acompaña a Luis Tarullo:
Varios son los problemas serios que atraviesa la Argentina, como muchos países, especialmente los llamados “emergentes”, antes denominados subdesarrollados.
Entre esas cuestiones hay algunas de mayor gravedad y que no solo aminoran sino que parecen empeorar con el tiempo, con múltiples causas, como los femicidios.
En las últimas semanas los asesinatos de mujeres continuaron y a un ritmo alarmante, al punto que en menos de una semana se produjeron tres crímenes.
El flagelo llega a tal nivel que, de acuerdo a los casos informados, en el primer semestre del año se produjo casi un femicidio por día: al 30 de junio, hubo 152 hechos.
Pero hay otro dato terrible en esta tenebrosa estadística que nadie quiere: en el mismo período hubo 179 intentos de femicidio.
En la mayoría de los casos los criminales fueron parejas, exparejas o personas allegadas a las víctimas. Y la mayor parte de los hechos ocurrieron en la casa de la persona asesinada.
Todos estos números surgen del relevamiento que realiza periódicamente el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que sí nos ven”, que efectúa un concienzudo trabajo de recopilación de los episodios que registran los medios de comunicación.
Ello implica que, más allá del importante trabajo de la organización, cabe sospechar que hay más casos que no se conocen o no son denunciados, algo habitual en este tipo de situaciones de sometimiento y violencia.
De acuerdo con el estudio, al 30 de junio pasado hubo 152 femicidios en lo que va de 2023; 179 intentos de femicidio y 3 transfemicidios.
Además, se determinó que el 58% de los femicidios fue cometido por las parejas y exparejas de las víctimas; el 57% de los femicidios ocurrió en la vivienda de la persona asesinada; 31 víctimas habían realizado al menos una denuncia y 23 tenían medidas de protección. Otro aspecto doloroso, por calificarlo de alguna manera, es que al menos 113 niños y niñas perdieron a sus madres.
Según la ONG, de los 152 femicidios hubo “134 femicidios íntimos de mujeres y 18 femicidios vinculados”.
En cuanto a los femicidios no consumados, se registraron “159 intentos de femicidios y 20 intentos de femicidio vinculados”.
“La violencia física es parte de un proceso complejo, no constituye un hecho aislado y el agresor suele violentar a la persona de diferentes formas, a veces imperceptibles, hasta llegar a cometer un femicidio”, vuelve a advertir la entidad.
De acuerdo con el trabajo, “el 57% de los femicidios ocurrió en la vivienda de la víctima, que en muchas ocasiones comparte con el agresor”, lo que significa que las mujeres están más expuestas a la violencia en sus hogares. Y el 25% de los femicidios ocurrió en la vía pública.
“Si bien es un número menor debemos visibilizarlo, para tomar conciencia de la necesidad de construir y pensar el espacio público de las ciudades con perspectiva de género y diversidad”, añade.
Alerta que el tiempo en que se limitaba el tema al ámbito privado, o sea a las popularmente llamadas “cuatro paredes”, ya es cosa del pasado. Ahora se habitan todos los espacios y por eso la ONG exige que es tiempo de “visibilizar” y asevera que “es derecho” de las mujeres poder “transitar libremente en el espacio público”.
En el 58% de los casos el femicida fue la pareja o expareja de la víctima pero además el 78% de los casos fue perpetrado por una persona del círculo íntimo de la víctima, o sea que se incluye a familiares (7,3%) y a conocidos (12,5%).
El Observatorio advierte que “los femicidas no son locos o extraños” ya que comparten “espacios de estudio, trabajo, amistad o el hogar”, tienen la confianza de la víctima y vínculo afectivo. Al respecto, pone como ejemplo el caso de Cecilia Strzyzowski, en Resistencia, Chaco.
También se resalta que en 7 casos “el femicida pertenece o pertenecía a una fuerza de seguridad o armada y todos estos fueron cometidos con armas de fuego”.
“El fácil acceso a armas de fuego de los agentes de las fuerzas implica un factor de riesgo en casos de violencia y es por eso que necesitamos un compromiso de las instituciones de seguridad para romper con las complicidades y apartar a los integrantes que tengan denuncias de violencia. Además, pedimos que se capacite en género y derechos humanos a las fuerzas con el fin de que no revictimicen a las víctimas y garanticen derechos”, sostiene “Ahora que sí nos ven”.
Asimismo, destaca que “todavía podemos escuchar la pregunta inquisidora de por qué las mujeres que están en situación de violencia no se van del hogar o no dejan a sus parejas”.
“En varios de los casos que relevamos en estos años hemos observado que las víctimas de violencia no pueden abandonar el hogar ya que no tienen recursos suficientes, si bien la violencia de género es transversal a todas las clases sociales, impacta de manera diferenciada en los sectores de menores condiciones económicas”, asevera la ONG.
En ese sentido, destaca informes oficiales acerca de que “las mujeres ganan, en promedio, un 28,1% menos que los varones; los sectores de menores ingresos están compuestos casi en un 64% por mujeres; la tasa de desocupación es del 7,8% para las mujeres y del 6,1% para los varones; y las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales”.
Por ello sostiene que “en este escenario la inclusión de las mujeres en el mundo del trabajo y la distribución igualitaria de las tareas de cuidado son fundamentales para prevenir violencias y generar una situación propicia para que puedan salir de esa situación. Sin autonomía económica no es posible una vida libre de violencias”.
Además, de las 152 víctimas de femicidios, 31 habían realizado al menos una denuncia y 23 tenían medidas de protección. Es decir que “sólo el 20% pudo acceder al sistema de justicia y sólo el 15% logró una respuesta de la misma, sin embargo, las asesinaron”, dice el informe.
“Por omisión, inacción, negligencia o simple machismo lxs actores judiciales no asistieron y contuvieron de forma efectiva a las víctimas. Es urgente que la Justicia históricamente patriarcal revea y transforme sus prácticas dentro y fuera de los juzgados y fiscalías para no ser cómplices de los femicidios”, indica.
También destaca que hasta junio de 2023 se registraron 3 transfemicidios, según el análisis de medios gráficos y digitales de todo el país. “Sabemos que esta cifra se encuentra subrepresentada, ya que los medios de comunicación no suelen pensar la violencia hacia este colectivo como noticia. Su invisibilización nos obstaculiza el registro, y nos refleja que sigue siendo un colectivo de personas negado, ocultado y estigmatizado”, afirma la entidad.
Podrá decirse que son demasiados los problemas de una sociedad como para abordarlos en simultáneo. Pero ese argumento corre el riesgo de ser un sofisma si se analizan las cuestiones de manera aislada y no en conjunto, como debe hacerse.
Las causas de muchos de esos dramas y flagelos son comunes y hasta es posible encontrar el punto de partida para empezar a solucionarlos. Algo así como una caída de fichas de dominó pero de manera virtuosa. Solo hacen falta algunas acciones y virtudes que no siempre están a la vanguardia en la agenda de quienes tienen las herramientas necesarias para resolver: prístina voluntad por el bien común y, sobre todo, abrir bien los ojos, que es exactamente lo contrario de negar la realidad.
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