Ante la suba del dólar de la semana pasada, la gente se agolpaba en las colas de las cajas del hipermercado. Allí estábamos nosotros casi por casualidad. Se llenó después de las 14; 30 hs. Los comentarios que escuchábamos no nos permitían la incredulidad. La mayoría ponderaba a Massa pese a lo que estaban viviendo mientras se apuraban por llevar lo básico y primario.
Si lees, “La mansión registrada por familiares de Jesica Cirio que alimenta las sospechas sobre Martín Insaurralde”, y verificas que esa mansión al mejor “estilo de Tony Montana” se emplaza en la calle José María Penna al 1700 de Banfield Oeste y que figura “a nombre de la madrina de la hija de Insaurralde y Cirio, a quien la Justicia investiga por lavado”, y si continuas con la lectura de la columna de este 14 de octubre de Alconada Mon para la Nación, se comprueba también el rol de “un empresario que estuvo preso”. O, que “la Justicia federal investiga a una tal Priscila, como presunta testaferro del ahora exjefe de Gabinete del gobernador Axel Kicillof”. O a “Heber Ariel Russo, que es o fue pareja de Priscilla, como testaferro de Insaurralde; aunque las derivaciones llegan hasta el entonces gobernador Daniel Scioli, al intendente de José C. Paz, Mario Ishii, y de manera más larvada, al candidato a presidente Sergio Massa”. **
Y si hubiera responsabilidad y tiempo, se puede ingresar en apartados profesionalmente serios y a fondo, con los expedientes de la Causa de los Hoteles de la Vicepresidenta y sus hijos, o acá nomás, las irresponsabilidades de Batakis, o las tarjetas de Chocolate Rigau que salen y regresan a la legislatura provincial desde los tiempos de Duhalde hasta estos días, usando a tanto perejil necesitado y no por eso menos culpable, sin desconocer a un actual gobernador que tampoco puede hacerse el distraído ante la conducta de uno de sus funcionarios navegando arriba de “El Bandido por El Mediterráneo”, aunque al fulano lo haya impuesto la Señora CFK, o que ese mismo gobernador en funciones, no pueda desconocer los tarjetazos bancarios provenientes de la legislatura donde están involucradas sus amistades partidarias.
Si alguien pudiera internalizar solo por unos minutos los millones de dólares que nos faltan y jamás recuperaremos debido a funcionarios como estos, sumado a los de otros gobiernos, personajes que han mutado de Partido sumando a esa vieja burocracia denigrante y acomodada que arranca en los Concejos Deliberantes de los municipios y nunca se sabe dónde termina, es probable que se sienta un gran tristeza, una tristeza de abandono, un desvarío de desolación, de carne profunda y de estupidez propia, siendo conscientes que no debemos engañarnos en urnas que poco y nada cambian. Porque quien no cambia, es el elector en su mayoría cuando es rehén de lo que no existe.
No cambia el Congreso tampoco, casi 17 horas de sesión para que la Cámara de Diputados convierta en ley la reforma de alquileres con los cambios que incluyó el Senado y que decidió el oficialismo, para continuar en peores condiciones. Ni idea tienen de los riesgos de un propietario o las necesidades de un inquilino. Déjenlos solos, no se metan. Y si tuvieran una mínima idea, no saben la solución. Las gradas de Diputados son un partido sin tribuna. Una pecera seca. Los grandes egos se retroalimentan.
El síndrome de Estocolmo es un término utilizado por primera vez en Suecia en 1973. Concepto creado por Nils Bejerot mediante el cual describió un fenómeno de afecto vincular entre los rehenes y sus captores en lo que duró un asalto a un banco en Estocolmo.
Habría que analizar qué tipo de síndrome se da entre un elector y un candidato o Partido (no es lo mismo pero termina siendo peor), a instancias de saber que el elector es siempre traicionado y pasan los años, y aun empobrecido y consciente de la corrupción que eligió, ese elector en el mejor de los casos o peor aún, sumergido en dádivas y no por eso menos pobre, vuelve a elegir lo mismo. Con la salvedad que ante la ausencia de estudios y a falta de iniciativa propia, la mayoría vive del Estado “exigiendo lo propio”, por lo que como sujeto de ese mismo Estado, poco y nada hace. Fenómeno diría, que si bien se ensancha en el Peronismo desde hace décadas, agravado en los últimos 16 años, no es el único partido que carga con esos atributos. En Argentina, quienes estuvieron en el poder de todo Partido lo practicaron y se permitieron tan empinadas destrezas en contra de quienes hacen mucho por el país, desgastándolos.
Se vota en una semana; Habrá que elegir entre un delirante sin experiencia, o un posible gobierno de cuyos resultados somos sabedores en la actualidad y de antemano que sin rubor alguno nos terminó de empeñar hacia adelante, o de una desorganizada candidata que pasa más tiempo “criticando al delirante” que explicando en caso de llegar al gobierno cómo irá a gobernar, exactamente cómo y qué medidas prioritarias tomará. Los fideos y el tuco, ya se repiten mucho. En el “…vamos a…” ya nadie cree. Al Programa presentado, el 80% de los argentinos no lo leyó. Concretamente, es conveniente empezar a explicarlo y bajarlo a un modo simple.
Dejar de criticar al resto, y decir con claridad qué van a hacer, es acercarse a la meta.
Hay ausencia de un buen diseño comunicacional.
Ha sido una campaña para una gran idiotización ciudadana.
Delante de la urna, cada una, cada uno, estaremos solos.
Crédito Imagen Portada Opinión Ciudadana.
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