Todo junto, 664 artículos, es ansiedad. La ansiedad es enemiga de la política.
Bajarlos a una tercera parte porque una mayoría lentamente lo impuso, enseña, visibiliza el error, deja al Gobierno al descubierto. Un DNU que abarca temas que deben ser tratados en 4 años y resultan imposibles en una vez y, en dos o tres meses se ubica en la ficción, o en la peor lectura. Nadie lo hará, nadie lo haría.
El Presidente ha escrito en Twitter X;
“Nuestro programa de gobierno fue votado por el 56% de los argentinos y no estamos dispuestos a negociarlo con quienes destruyeron el país”. Error de premisa, miles de argentinos que lo votaron desconocían los 664 artículos, acerca de los cuales, con muchos de ellos no están de acuerdo hoy. Si se parte de una premisa falsa, se llega rigurosamente a una verdad fallida.
El gobierno tras el tratamiento frustrado y la caída irreversible del DNU del martes 6 de enero en el Congreso, bajo el pomposo título de “Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, tiene la oportunidad de comenzar, ahora sí, gobernado, lo que aún no ha hecho. El MKT político no es gobernanza, tampoco lo es la política mediática contestataria. El sentido común indica que con poco más de 30 diputados propios y 7 senadores se está obligado a arrimar sillas a una mesa, olvidando gobernar desde el olimpo.
Es lo que venimos repitiendo sutilmente desde que el DNU asomó.
El gobierno peca por desconocer un principio básico en política, la institucionalidad, se trata de negociación y negociación, de la suma de consensos de ida y vuelta, y de respeto, lo que ha demostrado en lugar de estas actitudes, es una ingenuidad absoluta. Independientemente de saber que del otro lado de la mesa encontrara las dos cosas, algo de honestidad de pares y una gran corrupción.
Ahora, “Si los que no piensan como yo son traidores, tenemos un problema más grave del que creemos”. Y si bien el Congreso cuenta con una gran mayoría de legisladores enlistados incapaces, tampoco podría afirmarse que todos son “delincuentes”. Afirmarlo, es severo”
Al gobierno le sobra ingenuidad al mismo tiempo que una soberbia importante. Y volvemos a repetirlo, Guillermo Francos está solo.
Pero para un buen observador externo, Francos se ubica muy por arriba de la mesa íntima, de la que se sabe el mismo Francos ya no participa.
Muy pocos, o una minoría del Congreso Nacional votaría un decreto que inicia con 664 artículos, aunque luego baje a un tercio exigiendo un país que en mucho de la letra, no es para argentinos. Imposible mezclar Medio Ambiente con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, con jubilaciones de privilegio, o con una reforma laboral y privatizaciones de empresas estatales, o retenciones y leyes impositivas, son solo algunos de los temas que asoman olvidando como al descuido y en la inmediatez, necesidades y urgencias.
No todo puede privatizarse.
No todo Estado nos roba. Solo los que tuvimos. Todos.
La obra pública con sobre facturación y desvío de fondos está a la orden del día, lo mismo que Afip, no descuidemos entonces Anses y su art. 196 del DNU, una ley que de aprobarse permitiría el uso discrecional de los FGS (Fondos de Garantías de Sustentabilidad), además de Ñoquis especializados y familiares y amigos de este nefasto quehacer político al que nos han acostumbrado crónicamente en cada mandato y que este gobierno “familiarmente también practica”.
El gobierno se debe a la tarea de ordenar y administrar bien un estado y controlar de cerca y en buenos términos la actividad privada que desde hace años tampoco invierte. (Imposible con estos impuestos).
Puede privatizarse alguna que otra empresa si hay condiciones dadas, no todo.
Hasta aquí, solo de la clase media hacia abajo se soporta semejante presión asimétrica con un golpe demoledor al bolsillo pocas veces visto, lo que no es solo herencia, a esta altura el actual gobierno también es responsable y en niveles de importancia. El daño colateral y el directo son infrahumanos. Queda claro que desde las grandes burbujas, ni lo ven ni lo sienten. Porque les sobra.
La Casta, está mejor que nunca dentro y fuera del Congreso. Digamos del Congreso hacia lo horizontal y hacia arriba, no hacia abajo.
Se ha desplazado y deteriorado el bolsillo de la gente, para privilegiar amigos incondicionales, y nuevos amigos que curiosamente eran oposición. Señoras, señores, es la Biblia y el Calefón.
Argentina no está nada bien y un horizonte previsible anuncia agravamientos, de los qué, la casta si por poder adquisitivo se tratara, no va a enterarse en piel y huesos propios.
El gobierno tiene que hacer lo que aún no ha hecho; política.
La Máxima Teoría, sin pragmatismo , sin lo demostrable, no es hacer política.
Si Caputo pretende bajar el déficit sin importarle el sufrimiento de cada jubilado, cualquier apoyo racional y humano debe ser retirado. Jubilados, Salud, Educación, son prioritarios.
En algo al menos hay razones de peso, cada gobernador tiene que hacerse cargo de sus gastos y sus excesos.
¿Plebiscitos? Nada de esto significa que el Gobierno cuente hoy con el 56% de apoyo, tras medidas que estan arrasando a la ciudadanía.
Y creer que el macrismo puede auxiliar en esta etapa, es de un retroceso inusitado, es poner en juego al propio gobierno.
El peor enemigo del Gobierno en este momento, es el propio Gobierno.
Y con el permiso de Ustedes;
FIN.
Crédito Imagen Portada Sol Play 91.5
Audio YH
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