La Iglesia volvió a hacer tronar su voz- Por Luis Tarullo-

Crédito imagen; Tiempo de San Juan

“Algo no está bien cuando tenemos dirigentes muy ricos y un pueblo trabajador muy pobre”. Fue apenas una de las flamígeras frases del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, quien lanzó metralla verbal, con alto contenido social y político, hacia todos los puntos cardinales de la dirigencia argentina.

Lo hizo en el tradicional Te Deum por el 9 de julio en la Catedral porteña, ante la máxima jerarquía del Gobierno nacional, o sea el presidente Javier Milei y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y el gabinete de ministros.

A la par, exhortó a “retomar aquella valentía, aquel coraje, aquellos sueños, aquellos ideales, para reconstruir nuestra Patria».

El prelado retomó un mensaje con una línea de equidistancia que lo puso a resguardo de algunas críticas que surgieron semanas atrás, cuando un par de misas de politizaron con consignas antigubernamentales, que incluso parecieron tomar por sorpresa a los religiosos que estaban oficiando las misas.

El propio García Cuerva fue blanco de cuestionamientos desde algunas trincheras oficialistas cuando abrió la Catedral metropolitana para montar por algunas horas un comedor popular a gente pobre.

Ahora, en su homilía, el arzobispo, en inoxidable sintonía con el papa Francisco, aludió a «tantos hermanos paralizados desde hace años en su esperanza; tantos, atravesados por el hambre, la soledad, y una justicia largamente esperada; tantos argentinos tendidos sobre una manta en el frío de las veredas de las grandes ciudades del país; tantos, postrados a consecuencia de la falta de solidaridad y el egoísmo».

Un “tantos” que permite a cada persona hacer su propio cálculo, pero sin dudas en altos números, y un “años” que también se presta a extender la situación a mucho tiempo atrás.

«En definitiva, una Argentina que nos duele hace mucho, que se dice independiente desde hace 208 años, pero que aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes, que no nos dejan caminar como pueblo hacia un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida para todos», amplió García Cuerva.

No obstante, se cuidó de no colocar a todos en la misma olla y rescató a quienes «no se cortan solos, no tiran cada uno para su lado, ya que hay un objetivo común: que el paralítico se encuentre con Jesús y se cure; por eso dejan de lado sus indudables y legítimas diferencias».

En ese punto advirtió que «ese tiene que ser nuestro gran objetivo: que la Argentina se cure, que la Argentina se ponga de pie, que la Argentina camine, que la Argentina se independice de las camillas que la tienen postrada, paralizada y enferma».

Y citando a Francisco alertó que “hoy no hay tiempo para la indiferencia. No nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio. O somos hermanos o se viene todo abajo».

Yendo más al hueso, destacó los pilares en los que debe trabajarse en comunión: la fraternidad, la necesidad de jugarse la vida por los que sufren, evitar el posicionamiento en conflictos y grietas y la educación:

“Para la cultura del encuentro no hay límites, nadie es prescindible, nadie es descartable. Necesitamos aprender a reencontramos y reconocer que somos una comunidad; dejar de lado personalismos y generar consensos y acuerdos que permitan, a la creatividad y audacia, abrir nuevos caminos; es urgente entender que nos necesitamos, que somos hermanos, hijos de la misma Patria”, afirmó con palabras firmes que seguramente hicieron sentir un hormigueo interno a los responsables de los destinos del país.

Como si fuera poco, apeló a estar “independizados de todo prejuicio y rechazo del otro por pensar distinto, independizados del odio que nos enferma y carcome desde las entrañas, independizados de la corrupción, del ventajismo, de los privilegios de algunos a costa de la indigencia de muchos, porque algo no está bien cuando tenemos dirigentes muy ricos y un pueblo trabajador muy pobre”.

“Si los congresales de Tucumán en 1816 insistían en sus diferencias sobre el modelo para la organización nacional, o sus distintas concepciones ideológicas, sin buscar consensos, todavía estarían discutiendo en la casa de Tucumán, aunque no sé si con los gritos, descalificaciones, expresiones vulgares y agresiones, a las que nosotros tristemente estamos acostumbrados hace años. Pero no, los congresales entendieron que por sobre todo está la Nación y el bien del pueblo argentino, y por eso cargaron con la enorme responsabilidad de declarar la Independencia y estar a la altura de las circunstancias que la Historia les pedía. Señor Jesús, muchos argentinos están haciendo un esfuerzo enorme, un esfuerzo que conmueve, un esfuerzo esperanzador”, abundó.

Advirtió también sobre las “conductas reprochables que sólo demuestran que a muchos les falta el termómetro social de saber lo que viven los argentinos de a pie”.

“No hipotequemos el futuro. Demasiadas cosas ya hicimos mal en el pasado del que nadie se hace cargo, aunque el resultado es que en Argentina seis de cada diez chicos son pobres; niños con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto. Y, la educación básica tiene que ser el primer objetivo de un plan de desarrollo, porque el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos: un analfabeto es un espíritu subalimentado”, planteó ante la impertérrita mirada de su audiencia circunstancial.

A tono con la fecha patria, recordó que la Casa de Tucumán fue ampliada y la comparó con el país.

«Señor Jesús, aquella casa histórica de Tucumán es modelo para la Argentina de hoy: que entren todos, que nadie quede afuera, que no haya excluidos, que se agrande la torta, que todos se sienten a la mesa de la dignidad, que todos reciban la mejor educación, que todos tengan un trabajo digno, que la Argentina se ponga de pie, y caminemos juntos detrás del objetivo común de construir la Patria que soñamos, con libertad y paz, siempre entrelazados por la solidaridad y la justicia», sentenció.

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Autor entrada: Consumer

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